24 de Abril - Rumbo al Perú

Hoy me levanté antes del amanecer, ordené el interior de la carpa, aproveché a desayunar mientras lloviznaba y luego hice el bolso. Me despedí de Pablo a quién le devolví una frazada salvadora que me prestó al día siguiente de haber llegado. Llegué veinte minutos tarde al puerto desde dónde salen los barcos hacia Copacabana por lo que esperé dos horas más a la próxima salida. Al llegar a Copa dejé mis cosas en el hostal y salí a caminar. Reconocí a los de siempre, comí hartos dulces y me fui directo al locutorio para informar de mi vida aún latente a mi familia.
Estando en Copacabana me doy cuenta que no quiero permanecer allí. También recuerdo que siempre es preferible viajar de noche para ahorrarse el cuarto por lo que compro un pasaje de bus. A las 18:00 salgo en dirección a Puno, donde tomaré otro bus hacia Arequipa.

P.d.: Siento un gran dolor al alejarme del Lago Titikaka, un desgarro muy fuerte, aún más porque está atardeciendo y me vi cocinando como tantas otras tardes a la orilla del lago, descalzo y rodeado de esa fuerza suprema que tiene la Isla del Sol.

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Te vas Isla, me voy Sol
Una caricia, un vacío.
Tu arena, tu largo atardecer.
Nuestra secreta inmensidad.
Me pierdo en tu fuego,
me quemo en tu frío,
tirito tu silencio,
escucho tu latido.
Escrito mientras el transporte se aleja de Copacabana
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