4 de Marzo - ¡Chau prejuicio!

El Martes a la noche dormimos a orillas del río Calchaquí, en el extremo norte de la ciudad. Nos lo recomendó indirectamente un oficial de policía de unos 20 años de edad cuando le preguntamos si se podría dormir esa noche bajo algún techo ya que veíamos que se venía la lluvia.

Horas antes de encontrar al policía estuvimos buscando un lugar donde comprar cerveza con la plata que habíamos ganado del show en la plaza. Eran aproximadamente las once de la noche, por lo que no habían muchos lugares abiertos. Después de andar un rato llegamos a una parte humilde de Cafayate donde un grupo de pibes nos dijo que a la vuelta vendían. Los pibes andaban con una bicicleta y estaban tomando afuera de una casa. Al no encontrar el lugar me empecé a perseguir y Pablo decidió acompañarme a buscar. A una cuadra de donde se había quedado Luz con nuestras mochilas veo que el grupo de chicos se le acerca y pienso lo peor. Le digo a Pablo que vaya con ella y encuentro un bar con un par de borrachos adentro donde efectivamente vendían cerveza. Despues de compar me apresuro a volver con la cabeza dando mil vueltas y al llegar encuentro a todos charlando de lo más bien. Se habían acercado a convidarle cerveza mientras nos esperaba. Chau prejuicio, ¡y no vuelvas!

Plaza de Cafayate

Hoy miércoles a la mañana levantamos campamento y vamos para la plaza. Corrección, los chicos (Luz y Pablo) se van para la Garganta del Diablo a dedo y yo voy a la plaza. Me compro un yogurt y yerba mate y me cruzo con otro grupo de los chicos del fogón de Amaicha. Decido quedarme un día más con ellos entre malabares, tambores, macramé, slack-line (un chico de Cafayate cayó a la plaza e instaló la cuerda, todos nos sumamos a la práctica) y cachorros (aparece una pareja de viajeros en bicicleta y otra pareja de mochileros a pie con sus mascotitas que se hacen amigas al toque). Al anochecer les muestro el lugar donde acampé la noche anterior y armamos campamento.