5 de Marzo - La Caldera

Anoche hubo una leve llovizna por lo que compartí la carpa con un par de chicos que habían decidido dormir afuera. A la mañana salimos a 'comprar' el desayuno: con excepción del pan, la mermelada, el café y unas pepitos blancas fueron pungueadas por un chico al que le decían "el negro". Volvemos a compartir la comida con los que quedaron en las carpas y nos dirigimos de vuelta a la plaza donde llegó otro contingente de mochileros del fogón. Siguen los malabares y el macramé con una diferencia, ésta noche salgo para Salta. El principal motivo de mi impaciencia por partir es que,como me dijo mi amigo Juan Pablo en Tanti, en un par de días se festeja el Entierro del Diablo en las regiones de Tilcara, Purmamarca y Humahuaca, lo que marcaría el fin del carnaval norteño. Y una fuerza desconocida me impulsa hacia ese lugar.
Me decido a partir a eso de las 16:30, averiguo en la terminal y el colectivo ha salido hace media hora. El próximo saldrá en tres horas por lo que decido hacer dedo en la salida principal hasta esa hora. A la hora y media consigo un transporte directo hasta Salta, el conductor se llama Juan, trabaja en una constructora y vive en pareja con su novia y su hija de tres años y medio. Le pregunto qué es lo que más se ve afectado en su vida desde que es padre. "Los tiempos -me responde- Llegar a casa luego de un día agotador y que ella quiera jugar. No se cansan como nosotros". 
Pasamos por la Quebrada de las conchas en la que se encuentran el Anfiteatro (un anfiteatro natural de hermosa acústica) y la Garganta del Diablo. Me quedarán pendientes para el próximo viaje, pienso.

Quebrada de las Conchas
Atravesamos unos paisajes alucinantes y llegamos a Salta Capital. Vuelvo a una ciudad después de una semana de acampar en pueblitos y no me reconozco en ella. El ruido, la aglomeración, las luces me generan rechazo. Huyo.
Llegando a La Caldera
Luego de preguntar a varias personas, perderme y volver a preguntar, ubico el colectivo que me llevará a la Caldera. Al parecer se usa una tarjeta especial para pagar por lo que una chica me paga y le doy el efectivo. Llego a las once de la noche al pueblo salteño de La Caldera y me encuentro con tres mochileras con las que converso y terminamos cenando empanadas, ¡salteñas obvio!
Antes de comer averigüé en el camping municipal y no me dio una buena impresión así que armé la carpa en una terreno vacío. Hermoso lugar La Caldera, mañana sigue Purmamarca y tal vez Tilcara.



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