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Camino a Hidroeléctrica |
El lunes 18 averigüé para ir a Cusco al día siguiente, costó 60 soles el bus de 12 horas de ida y vuelta hasta Hidroeléctrica. Desde allí se hace una caminada de hora y media hasta la ciudad de Aguas Calientes, 20 soles de hostel con ducha privada y 128 soles de entrada a la ciudad en ruinas de Machu Picchu. La minivan que salió de Cusco llegó a las 3 pm a Hidroeléctrica por lo que estuve a eso de las 5 pm en Aguas Calientes. Entre ducha y wifi se me hicieron las 6 y salí a pasear por el pueblo ya que no tendría otra oportunidad, al día siguiente me levantaría a las 4 am para llegar a las 6 a la entrada de Machu Picchu.
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Comienzo de la caminata hacia Aguas Calientes |
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Hacia Aguas Calientes |
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Aguas Calientes |
Me preparé un desayuno de avena, soja, banana y cereales, más un pan con mermelada, y arranqué. A las 5 am abrieron el puente que nos llevaría al comienzo de una empinada subida por escaleras de piedra que dura entre una hora y media y dos horas. La logré hacer en unos 38 minutos ayudado por las salvadoras hojas de coca y mi espíritu competitivo que me sigue impulsando en varias ocasiones llegando uno de los primeros a la entrada.
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Al comienzo de la escalinata (5 am) |
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Subiendo hacia la cima del monteMachu Picchu
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A las 6 am abrieron las puertas a una multitud de turistas que, o bien subieron las escaleras, o bien llegaron en buses especiales a 25 dólares la ida y vuelta. Entré uno de los primeros a las ruinas y decidí ir al lugar menos visitado posible, por lo que, en lugar de ir a las ruinas principales como todo el mundo, tomé un camino alternativo a la izquierda hacia un lugar llamado "La puerta del Sol". En el camino di con la entrada a la cima del Machu Picchu, seguí un sendero indicado por el cartel y me encontré de frente con unas rejas de madera y un papel indicando la hora de apertura a las 7:00 am, osea casi una hora después. Sin dudarlo un momento trepé la reja y en tres segundos estaba del otro lado, al pie del monte Machu Picchu. la subida fue dura, a los 15 minutos el cansancio era notable por lo que devoré la banana que me quedaba y usé una rama cubierta de musgo como bastón. A mi alrededor sólo nubes, el canto de los pájaros y el sol naciente, que cobraba fuerza a cada minuto. No paré a descansar, anduve lento pero seguro, apoyándome en el bastón salvador y en las hojas de coca que no paré de masticar. La llegada a la cima fue gloriosa: un arcoiris circular me saludó entre las nubes de abajo, los picos nevados alrededor, el río con su ciudad y la montaña. La montaña con sus aves, sus insectos, su brisa helada, el sol fulgurante, su alma desnuda. Lloré de alegría, lloré su vida aún latente, sus ruinas explotadas y exportadas. Encontré un lugarcito que hice mío, me descalcé, saqué la manta que no sabía muy bien por qué había llevado y me senté sobre ella a "meditar". No sabía bien lo que hacía, dejé que los sonidos fluyeran a través de mi y que el sol me diga qué hacer. Mi respiración se calmó, espaciada, hasta que por momentos se detenía. En esos momentos me llegaba una energía, como una esfera de calor que nacía de mis manos, y me rodeaba completamente.
No sé cuánto tiempo duró eso, pero me hizo ver que el lugar aún vive. Al cabo de una hora comenzaron a llegar los turistas,
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Arcoiris de bienvenida |
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¡Llegada a la cima! |
El resto de las ruinas era un caos de gente con sus idiomas, idiosincrasias e ideologías. Corrí más que caminar, el monte se había dormido una vez más.
Eso fue ayer, hoy me desperté nuevamente en el hostel de Cusco, cansado pero contento y con un fin claro. Quiero conocer a fondo el monte, la selva, el mar, los ríos. Sólo ahí veo vida verdadera, la ciudad se ha olvidado de sus habitantes. Mañana parto para Choquequirao, de una u otra forma llegaré a esas ruinas.
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Foto trofeo |
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Sin palabras |
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La Cima |
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